UN POLICÍA DETRÁS DE LA “OPERACIÓN MATAR A FRANCO”. El comisario Alejandro Gallo, colaborador de la SCEC, publica su nueva novela sobre el atentado fallido contra el dictador en Compostilla

En la imagen, el comisario jefe de la Policía Local de Gijón en un acto institucional. Gallo es colaborador de la Sociedad Científica Española de Criminología

«No fue una chapuza». El fallido atentado contra Franco en Compostilla era «casi un calco de la ‘Operación Anthropoid’», que acabó con la vida de Reinhard Heydrich, uno de los hombres fuertes de Hitler, el 27 de mayo de 1942 en Praga.

Así lo defiende el escritor Alejandro Gallo, comisario jefe de la Policía Local de Gijón y colaborador de la Sociedad Científica Española de Criminología (SCEC). Los maquis trataron de asesinar al dictador en 1949, un golpe que, de haber tenido éxito, habría cambiado radicalmente el curso de la historia. Es el argumento de Franco debe morir, editado por el sello Reino de Cordelia, la nueva novela de Gallo, licenciado en Filosofía, Ciencias Políticas y Ciencias de la Educación.

Portada del libro «Franco debe morir» (Ed. Reino de cordelia), de Alejandro Gallo

BEST SELLER

En 2009 Gallo publicó el best seller Operación Exterminio, donde relataba la guerra sucia contra la guerrilla republicana durante la represión franquista. El libro concluye con la matanza de 28 maquis y enlaces en 1948 y otros 22 miembros de la guerrilla socialista, que fueron arrojados al Pozo Funeres. «Necesitaba contar lo que ocurrió después», explica Gallo. La nueva novela, que verá la luz en abril, retoma el hilo a partir de abril de 1948 y gira en torno a tres acontecimientos: la evacuación de la guerrilla desde el puerto de Luanco, el atentado de Compostilla y la aniquilación de la partida de Manuel Caxigal.

Nueve años después del término de la Guerra Civil, los maquis de Asturias y León están acorralados. Indalecio Prieto dirige personalmente desde el exilio francés un plan para evacuar a la última resistencia contra Franco. Pone a su disposición un barco bonitero atracado en el puerto de Luanco.

Petros Márkaris y Alejandro Gallo en una conferencia en Tesalónica

EL ATENTADO

Los líderes de las dos facciones guerrilleras que aún mantienen la lucha, el asturiano Manuel Caxigal y el leonés Manuel Girón también comprenden que es suicida quedarse. Sin embargo, tienen la oportunidad de perpetrar un último golpe. La inauguración de la central térmica de Compostilla les brinda una ocasión de oro. El día ‘D’ es el 28 de julio de 1949. «Son conscientes de que si fracasan solo les quedarán dos opciones: morir en la montaña o hacer las maletas», afirma Gallo.

Alejandro Gallo, que fue oficial del Ejército, ha estudiado al detalle el atentado, convenientemente silenciado, no solo por la prensa española, sino también por la europea. Únicamente unos pocos periódicos norteamericanos, como el Milwaukee Sentinel, publicaron el frustrado magnicidio.

En la imagen de 1949, Franco durante la inauguración de la central de Compostilla

MAGNICIDIO FRUSTRADO

¿Qué falló en el atentado? El autor de Asesinato en el Kremlin responde que «subestimaron el vehículo en el que viajaba Franco». Las ráfagas de los subfusiles y las granadas apenas ‘arañaron’ el Mercedes 770 Pullman Limousine blindado, regalado al dictador por Hitler. «Solamente alcanzaron a algún escolta». «Si hubieran tenido dinamita, la cosa habría cambiado». El escritor y comisario explica que los maquis utilizaron los mismos subfusiles que el comando checoslovaco que atacó el coche de Heydrich, uno de los principales arquitectos del Holocausto. La diferencia es que en el atentado de Praga lanzaron además una mina anticarro contra el vehículo del oficial nazi.

Lorenzo Silva y Alejandro Gallo

Admite Gallo que no se conocen todos los hechos «al cien por cien», aunque ha tratado de reconstruirlos con la mayor verosimilitud. El escritor asegura que algunos trabajadores de Compostilla no solo conocían el plan para acabar con Franco, sino que habían aportado información, como la hora de llegada de la comitiva. «El No-Do estaba filmando», aunque no cree que se conserve película con el momento del ataque.

«Fue el atentado de la desesperación», dice. Gallo no descarta una tercera novela, que concluiría probablemente con los asesinatos de Caxigal en 1950 y de Manuel Girón, un año después. Francisco Martínez López ‘Quico’, de 94 años, es el último maquis que queda con vida. Junto a Manolo, Jalisco y Atravesado cruzó la frontera francesa rumbo al exilio en 1951.

Leonardo Padura y Alejandro Gallo

Gallo, que es uno de los impulsores de la Semana Negra de Gijón, iniciará en breve una larga ronda de presentaciones del volumen Franco debe morir por las ferias del libro y otros eventos literarios por todo el país. Ello no impedirá al comisario jefe de la Policía Local de Gijón, y colaborador de la SCEC, seguir trabajando en otras novelas tanto de su célebre inspector Ramalho da Costa como del comisario Gorgonio, dos sabuesos que le han convertido en uno de los mejores escritores de novela negra de España.

(*) Texto elaborado a partir del artículo original de Verónica Viñas de DL, fuentes abiertas e información propia de SCEC