LA AMENAZA DE LA NUEVAS DROGAS. Artículo del jurista y profesor Arturo Pereira, colaborador de la SCEC

Es bien sabido que las drogas han acompañado a la humanidad desde siempre. No hay cultura que no tenga sus propias drogas, y si no las tenían las compraban a sus vecinos. Es un hecho cierto que el ser humano en su búsqueda por ir más allá no siempre ha acertado con el camino correcto, o simplemente se ha desviado de él.

DROGAS Y SOCIEDAD

La presencia de drogas en nuestras sociedades ha sufrido, lo mismo que estas, todas las vicisitudes propias del devenir humano. Unas veces exaltación, otras veces fue el rechazo, pero siempre hubo defensores del libre consumo de drogas de todo tipo y condición.

Se puede afirmar sin temor a equivocarse que nunca ha habido un mensaje único en lo referente al consumo de drogas. Las posturas difieren fundamentalmente en virtud de los intereses de cada uno que se preste a manifestar su opinión. Así, tenemos posturas que defienden el consumo de drogas, pero pretenden perseguir su tráfico por muchas y variadas razones. En el lado contrario, se pueden situar aquellos que mantienen una postura de radical prohibición del consumo sea cual sea la droga.

Creo que las drogas han estado y seguirán estando con nosotros por mucho tiempo. No me atrevo a decir que se quedarán para siempre, pero el asunto no pinta nada bien. La cuestión se centra en intentar adivinar cómo serán esas drogas del futuro. Si tenemos en cuenta que su evolución, manteniendo al margen las clásicas heroína y cocaína, ha sido exponencial en los últimos años y su variedad se asemeja al gran Bazar de Estambul, podríamos concluir que pueden ser de cualquier forma.

LAS DROGAS DEL FUTURO

Quizás para aproximarnos un poco a lo que pueden ser las drogas del futuro debiéramos partir de aquello que es la base de su consumo, y no es otra cosa que sentirse estupendo y alejarse de una realidad mundana que nos ata y cosifica. En definitiva, una fuga de la realidad que no nos gusta a través de un sendero de placer.

Quizás las drogas del futuro no se basen en los tradicionales componentes químicos que tan desastrosos son para nuestro cuerpo tal y como queda acreditado cada vez que nos topamos con los adictos al consumo de tales sustancias. Aquí nos encontramos con otro concepto clave de las drogas; su adicción. Adicción que es lo mismo que decir esclavitud. Las drogas convierten en esclavos diariamente a personas que inician una nueva vida idealizada para ser vivida en un mundo irreal.

Si pensamos detenidamente lo que está ocurriendo con el mal uso de determinadas nuevas tecnologías, vemos como se están utilizando para evadirnos de la realidad y al mismo tiempo están generando adicción. Por lo tanto, las nuevas tecnologías mal usadas generan nuevos yonkis y nuevos esclavos.

NUEVAS ADICCIONES 

Problemas con los adolescentes que han debutado en ludopatías, adultos que generan una dependencia de su móvil del que no pueden separase, son los comienzos de una nueva era en las conductas aditivas. Pero, considero que las drogas duras del futuro serán aquellas que nos permitan crear nuestra propia realidad virtual, desembarazarnos de nuestros problemas y responsabilidades cotidianas y encerrarnos en nosotros mismos mediante una falsa sensación de seguridad.

Generarán más aislamiento y soledad, como toda droga, y lo que esto conlleva aparejado, deshumanizará aún más a una sociedad cada vez menos humana. No tendrán necesariamente consecuencias sobre nuestro cuerpo, pero sí sobre nuestra mente. ¿Quién renunciaría a crear su propio paraíso en la tierra?

De una cosa sí que estoy plenamente seguro. Alguien controlará el mercado de los artefactos necesarios para construir ese nuevo mundo. Y ese alguien ganará mucho dinero gracias a la irresponsabilidad, insolidaridad y falta de compromiso. En definitiva, las drogas cambiarán, pero no las razones por las que existen.

(*) Arturo Pereira, Intendente Jefe de Policía, es doctor en Derecho, miembro correspondiente de la Real Academia de la Jurisprudencia y Legislación de España, criminólogo y profesor de la UNED.